25 de febrero de 2010

Can I crush to your place tonight?

Otra vez, sin saber dónde voy a dormir esta noche.
Ni mañana.
Ni pasado.

Otra vez. Pero esta vez, parece que es distinto.

24 de febrero de 2010

Luna llena.

Me hice un sandwich exactamente como se lo hizo el protagonista del libro que leo. Se me antojó y el que me hice creo que sabe un poco mejor de lo que me imaginé. En inglés sonó delicioso y eso que es bien fácil. Pero como resistirse a: "sliced tomatoe, cheese, mustard, butter and sliced bread"? 

Los pequeños placeres de la vida juntos siempre. Placeres que no se entienden. Nada más se disfrutan mucho en el momento. Como si alguien te hace cariñitos en el cuello para despertarte. O si tienes frío y de pronto caminas a donde entra un rayo de sol y te calienta. O si llega un viento fuerte y te levanta el pelo. O si ves la luna y no te haces hombre lobo. Esta última no tiene sentido. A menos que sea usted el séptimo hijo de la camada y primer varón nacido en luna llena y haya usted bebido de donde bebió un lobo. La verdad la película es terrible, pero el personaje hombre lobo es una bonita manifestación de la bestialidad humana en el planeta. 

Si algún día alguien me sorprende y tengo la chance, le diré que por favor se lea los primeros renglones del segundo capítulo:



21 de febrero de 2010

la muerte no es nada raro.

De pronto, estos días muchas ideas de padres o madres muertos o a punto de morir. Mucha gente que me cuenta de esas muertes. De sus padres en hospitales, de sus funerales o de sus no funerales. De que la libraron. De que no. Amigos, papis, hermanos. Y sí, puede pasar en cualquier momento. Gente cercana, muy cercana. Casi todos los que he visto en este viaje raro. Y conozco gente, cada vez más gente padre... Y a mis viejos amigos con toda la confianza del universo para dormir dónde sea... perros entrenados, mota a escondidas de alguien jóven, robo amable, llamadas de madrugada, cervezas, empanadas argentinas, camas solas, rides, sangre, agua hirviendo, dinero, oftalmólogo novio de fotógrafa, puñetazos, abrazos, whisky y sólo tengo ganas de sonreír.



Cuando te hablen de amor y de ilusiones
y te ofrezcan un sol y un cielo entero,
si te acuerdas de mí, no me menciones
porque vas a sentir amor del bueno.

Y si quieren saber de tu pasado
es preciso decir, una mentira
di que vienes de allá, de un mundo raro
que no sabes llorar, que no entiendes de amor
y que nunca has amado.

Porque yo a dónde voy,
hablaré de tu amor como un sueño dorado,
olvidando el rencor,
no diré que tu adiós me volvió desgraciado.

Y si quieren saber de mi pasado
es preciso decir otra mentira
les diré que llegué de un mundo raro
que no sé del dolor, que triunfé en el amor
y que nunca he llorado.

Y si quieren saber de tu pasado
es preciso decir, una mentira
di que vienes de allá, de un mundo raro
que no sabes llorar, que no entiendes de amor
y que nunca, ,tú nunca has amado.

chavela vargas.

17 de febrero de 2010

Wilhelmina Park.

Hoy salí en la bici a hacer cosas con el cielo nublado. Vi a gente que se portó muy amable conmigo. Andaba por ahí y empezó la lluvia. Olía a pan caliente y lluvia. Olía a  Holanda. Cuando viví en Holanda casi todo el tiempo el clima era así. Las nubes corrían. O tapaban el cielo. O reventaban. Con lluvia o nieve, depende. La bici derrapaba cuando se hacía hielo en el pavimento. Y era bien difícil ver y andar en bici cuando caía nieve. Todos los días para ir a la escuela pasaba por Wilhelmina Park. Ahí hay un restaurante y por donde va la ciclopista era justo la parte trasera.  Al pasar por ahí el aire helado se mezclaba con una nube de aire caliente y olor de pan en el horno. O tarta de algo. No sé, pero delicioso. Y luego otra vez al aire helado. Me molestaba un poco porque en ese tiempo yo comía mucho y se me antojaba comer más. Y eso que seguro venía bien desayunada. Era una cosa habitual, que hasta hoy que olí algo parecido, sé lo mucho que lo extraño.


15 de febrero de 2010

Uh.




Fui al cine y ví una película donde Benicio Del Toro se parece mucho a uno que me debe dinero. No podía quitarme eso de la cabeza y deseaba todo el tiempo que se convirtiera en hombre lobo. Le voy a llamar al que me debe,  ojalá le diga que me pague o lo atravieso con una bala de plata. 


De noche no se ven los arcoiris.


Pero nada más placentero que una tarde solitaria leyendo lo que a uno le importa leer, comiendo jícamas con chile deliciosas y que empiece a llover justo antes de ir al cine. También está bien tomarse el tiempo para ver películas viejas buenas repetidas al calor del edredón de plumas. Tengo ganas de ver Dead Man otra vez. Y  Anticristo. Ya será para la otra. Me voy al cine a comer palomitas en poco tiempo. Sí, a eso. Y a ver cualquier idiotez por el gusto de ir al cine cualquier día a cualquier hora a ver cualquier cosa. Lo peor, es que no hay nada decente en la cartelera. Vamos a ver.



14 de febrero de 2010

Ándele.

Anotación: La idea para no desconcentrarse es una idea borracha de anoche, reacomodando muebles con muchas cervezas y raicilla. Por supuesto.

Cuando tenía tres años fui atacada por mi perro Terry en la cara. Yo le jalaba las orejas y le metía la cara en el hocico. Bostezó o algo y me encajó un colmillo junto al ojo y otro junto a la boca. Recuerdo a mi mamá sin poder marcar ningún número en el teléfono. Debió ser impresionante mi cara con sangre. Siguieron días de hospital e inyecciones contra la rabia que me ponían en la panza mientras estaba amarrada a la cama.

Anoche, a los 31 fui a tacada por mi perro Satanás en la cara. Yo jugaba con sus orejas y mi cara estaba muy cerca de su hocico. Me gruñó y no me importó y seguí jugando. Me volvió a gruñir una segunda y una tercera vez. Hasta que ve encajó un colmillo en la nariz y otro en mi labio superior. Mi cara otra vez tuvo sangre. Creo que yo tuve la culpa, como muchas veces cuando alguien me ataca. Ya me dijeron que no soy una persona fácil y que me pongo muy mal si las cosas no me salen bien. Y justo me lo dijeron ayer dos personas distintas. No puedo contrapuntear esto. Ni modo, me gustaría que no fuera verdad, no me gusta que sí lo es. Así que me aguanté. Me salió sangre y tengo labios de Angelina Jolie. Está bien. Me gustan las cortadas visibles. Sigue que aprenda la lección e intente una vida más buena onda.

Hace rato me puse a pensar en una persona que entró a mi vida hace no tanto y que casi ya no me acuerdo de su cara, hasta que vi una foto de él. No tengo mucha idea de su vida, de cómo es, sin embargo creo que lo conozco un poco. No entiendo cosas de él, pero me gusta no saber tantas cosas y tener ese espacio vacío. A veces sé algo de él. Supongo que eso pasa seguido. A veces se logran relaciones que duren. A veces se vuelven encuentros fugaces del pasado. Parece algo sin sentido con relación a las mordidas de perros y lecciones, pero este señor, así frente a ese vacío de información hacia mí, también me dijo cosas que importan, de como el se imaginaba. De tal suerte que en muchas cosas tuvo razón y lo escuché atentamente porque jamás nadie me dijo esas cosas. Y eran cusas duras. Y yo me acuerdo poco de su cara pero mucho de sus palabras y otros detalles. Ahora está muy lejos, en otra ciudad, en otro país y cabe la posibildad que no vuelva a verlo nunca. Pero también dejó marcado algo en mí. Que si bien cicatriza, no se olvida.

>> Spiegel im spiegel.
Películas recomendadas:
Sangre / Amat Escalante.
Japón / Carlos Reygadas.

13 de febrero de 2010

11 de febrero de 2010

Política de estado del día de hoy.

- Darse cuenta del efecto exacto que produce la ingestión de hormonas.
- Bajar la dosis.
- Tomar un regaderazo caliente.
- Cerrar conversaciones peligrosas.
- No mandar mails ni hacer llamadas intrascendentes.
- No terminar relaciones, ni volver, ni mover nada que tenga que ver con eso.
- Acurrucarse con el perro.
- Salir a la calle y disfrutar el día nublado.
- Enriquecer más al dueño de la cervecería.
- Regresar lo que se tenga prestado.
- Tratar de no ver los labios en lugar de los ojos.
- Pensar en el placer de estar sólo con un whisky y en el de estar junto a un lago enredada en unas piernas, brazos y labios con sabor a mota.
- Hacer inventario de sustancias existentes en la habitación que modifiquen el comportamiento.
- Escuchar preludios y fugas de Shostakovich.


Pajaritos.

cosas que hacen sonreír:

http://www.youtube.com/watch?v=89Kz8Nxb-Bg&feature=related

9 de febrero de 2010

8 de febrero de 2010

Taxi!


Una vez grité "Auxilio!", se oyó tan irreal. Creo que jamás he gritado "Taxi!" y es mucho más común. De este rito de tomar taxi le conlleva la relación que hace uno con los taxistas. Se les puede mentir, escuchar, hablar, compartir largos silencios. Ayer uno me cantó y me asustó un poco. De coyoacán a zona rosa se pasó altos y vi por el retrovisor que sus ojos estaban cerrados. "Está usted bien?" pregunté. "Si señorita, acaso cree usted que estoy tomado? Llevo 4 años sin tomar una sola gota de vino". Y cantó. Me urgía llegar  y escuché sus canciones enteras. Lista para bajarme o para recibir un auto por la puerta. Otro día hace años, el taxista me acarició el brazo y me insinuó otra forma de pago por el ride. Le dije a dónde se fuera. Me llegó un correo en el que cuentan que un taxista viejo te da un celular para que le ayudes a marcar y cuando le picas te dan descargas eléctricas, te desmayas y te roban. Es un oficio que estaría bueno hacer. Cuánta gente nos olvidaría!





Travis Bickle: All the animals come out at night - whores, skunk pussies, buggers, queens, fairies, dopers, junkies, sick, venal. Someday a real rain will come and wash all this scum off the streets. I go all over. I take people to the Bronx, Brooklyn, I take 'em to Harlem. I don't care. Don't make no difference to me. It does to some. Some won't even take spooks. Don't make no difference to me.




3 de febrero de 2010

Cuando chiquitos.

Un amigo del kinder twitteó algo sobre el salón donde teníamos la clase de música. Cantos y juegos. Y totalmente me fui para allá. Claro, recuerdo los días nublados y lluviosos como hoy, con uniforme, ese olor a los ochentas y la lluvia. El lonche, la mochila, los sonidos de gritos. Los palitos de colores de plástico. Los chochitos. La tiendita. Las tapas del garrafón con resistol. La plastilina y las reglas metálicas. El suéter con mangas que llegaban a donde empiezan los dedos. Los looks de las maestras. La maestra Sandy pelirroja. Los monitos que pegábamos en un pizarrón de terciopelo. El timbre. La señora del aseo. El olor a alcohol de la dirección (no sé porqué olía a alcohol la dirección). El piso en forma de hexágonos. Mi lonchera metálica de Plaza Sésamo. Las filas antes de entrar a clases. Ver a mi mamá yéndose por la ventana cuando me había dicho que ahí me esperaba hasta la salida. La puerta redonda. Los exámenes y la textura del papel. El olor de los libros. Las cintas de colores pegadas en los pisos. Mis zapatos. Las botas ortopédicas de mi compañera Carolina. El piano de cola. Talón y punta, 1, 2 y 3.  Todos son recuerdos como flashes, pocos pero claros. Era el tiempo de E.T., de arrastrar monitos que tocan el tambor, de los Fisher Price, de los Winnie Poohs, de mi conejo "Rabbit", y de tirarse al suelo a dibujar.



En ese tiempo todavía no cachas qué es verdad y qué es imaginación.  Yo creía completamente que Princess la directora había llegado un día cargando una piedra gigante (como las fuentes redondas que había en Plaza del Sol) y nos enseñaba qué tan fuerte era y nos convencía de así seríamos de grandes. También contaba esa historia de la vez que fui a Estados Unidos en avión y la aeromoza vino por mí al asiento, me tomó de la mano y me llevó a la cabina y yo veía todo lleno de botones y controles y mucho cielo por la ventana y el piloto me dejaba picar botones. Me dijo que picara el que yo quisiera y piqué uno amarillo que estaba junto a uno rojo. Y entonces el avión viró 360 grados. Y todos estaban muy felices de ver que yo, de 2 años, había logrado hacer eso. Y lo hacía otra vez. No tengo la menor idea si alguien me creyó eso. Ni muchas otras historias que me desmentí yo sola a veces ya demasiado grande. O alguien más me lo contó. Como con Rabbit, mi conejo mascota. Se llamaba así porque yo estaba aprendiendo palabras en inglés y estaba en kinder. Le daba de comer en su platito de madera y lo abrazaba y jugaba mucho con él. Blanco con ojos rojos. Hermoso. Que se lo llevaron de vacaciones a Monterrey y jamás volvió y me dieron un paraguas morado a cambio y no lo quise y lloré. Y como veinte años después mi hermana me dijo que lo cocinaron y se lo comieron. Shock total. Me pongo en pausa cuando pienso que tal vez yo misma lo probé. Y odio a todos.

>> Pan sonic / Aaltopiiri.


1 de febrero de 2010

Aeropuertos, aviones.

Aeropuertos.
Hermosa frase: "voy al aeropuerto". Maletas, pasaporte. He dormido en algunos aeropuertos. En otros he estado varias veces. En otros he aceptado una noche más en hotel y salir al día siguiente. En otros llegué corriendo. En otros me quedé horas esperando. En otros me he presentado en estado de ebriedad. En varios pasé por aduana y migración. En alguno me perdí, decidí cosas muy importantes, me preocupé y/o sostuve grandes cantidades de adrenalina. Sola o acompañada. Una vez hasta huímos de un aeropuerto porque nos volamos la pluma del estacionamiento y robamos un cono. Pero en todos me subí y/o bajé de un avión casi todas las veces. Y de varios quisiera repetir. Estos son la mayoría de ellos:

- Miguel Hidalgo.
- Benito Juárez.
- Melbourne.
- O'Hare.
- Cancún.
- Piedmont Triad.
- George Bush.
- Mariano Escobedo.
- Playa de Oro.
- Puerto Vallarta.
- Schipol.
- Charles de Gaulle.
- Tapachula.
- Juan Santamaría.
- Heathrow.
- Gatwick.
- Newark.
- Capitán Rogelio Castillo.
- Mariscal Sucre.
- El Dorado.
- José Martí.
- Tocumén.
- Ezeiza.
- Viru Viru.
- Sky Harbor.
- Del Bajío.
- General Abelardo L. Rodríguez.
- Adolfo López Mateos.
- Tegel.
- Manuel Márquez de León.


También me he subido a 2 helicópteros y 5 veces a avionetas. Así que no menciono algunos hangares porque ni me sé los nombres. Parece presunción, tal vez poquito si, pero también es reflexión y contemplación del movimiento y el ganar y perder horas. Subirse al avión.

Aviones.
Acordarse de sentarse dónde y cómo. Con quién. Hablar o no hablar. Ver al de al lado o a la ventana. Tirarle su bloody mary encima a la gringa de pantalones blancos. Roncarle a gente que jamás volverás a ver en la vida. Conocer a alguien. Sentir que se cae el avión. Quitar la puerta de la salida de emergencia y caminar por el ala (estacionado el avión, nada tan emocionante). Grabar. Besarse. Beber. Babear. Hacer amistades efímeras. Dormir. Leer. Llorar. Extrañar. Morirse de ansias. 33000 pies de altura. No saber qué sigue. Qué más hace uno en un avión. Conozco quién se ha ido al baño a tener un poco de suerte. Pero esto no es tan común según yo. Cuando alguien viaja y lo recuerdas en el momento en que está en el avión, es muy probable imaginarlo tal cual como está. Sentado, viendo al asiento de adelante. O el techo. O la ventana. O sus rodillas. O su subconsciente. No hay tantas opciones. Y secretamente deseas que no sea así.



>> "A flight attendant comes past, and the redhead orders two double bourbons. I say, "I hope you're planning to drink them both." And she says, "Actually, they're both for you."