8 de noviembre de 2010

Nervios por vivir.

A veces ni un whiskey entra.
Y a veces uno tiene tanto que decir y tan poco que escribir. Incluso hablar. Más hablar. Menos. Nada.
Qué estamos haciendo aquí?
Fuímonos!

4 de noviembre de 2010

Earthquake Treinta y dos.

Esa noche en esa fiesta, como a las 5 de la mañana, como Pedro Infante tuve la tentación de unos besos. Los mezclé con cachetadas, placer y risas y terminé acordándome de todo. Hasta de no entender nada por el celular y salir por un lugar lleno de hielo y cajas de botellas vacías de la fiesta. Me divertí como cada vez que cumplo años. Pero todo eso fue olvidado. Podría narrar con detalles la gran sorpresa que me llevé al día siguiente, pero es mejor si lo hago en vivo y puede que me emocione tanto que hasta me moje los cachetes poquito. En este punto, aún aquí, en el refugio más "seguro" del universo, tengo pánico escénico.

Pero es algo importante. Lo único que puedo metaforizar es que parece que en mi interior hubo presupuesto para poner pavimento hidráulico en todos lados, tanto que de los baches no queda ni rastro y hasta incluye unas nubes hermosas y un paisaje tipo Scoresby Sund. O Saturno tal vez. Yo qué sé. Ni siquiera es posible explicarlo así. Ballenas. Huevos gigantes de avestruz estrellados. Auras de la virgen. Temblor del cuerpo exagerado. Como un cierre abajo. Como cuchillo enterrado en el congelador. Temblor de la tierra imaginario interminable. Entumecimiento. Palabras inconcebibles. 3 veces en una semana, como si fuera poco.

Un piano viene en camino, y yo me voy para el lado contrario.