19 de enero de 2011

Causa de muerte natural.

Lei el mensaje con la noticia cuando salia del metro. Hace un dia, al
fin y apenas tuve el tiempo de salirme al balcon nevado a fumarme un cigarro
con lagrimas, a sentirlo ahora si bien, sacando humo de cigarro
y de frio, mojandome de lluvia y de lagrimas y dejandola ir, el ultimo
cigarro compartido con ella y un silencio comodo como eran siempre los
cigarros con ella. momentos pequenos pero super disfrutables. Siempre
me gusto hacerlo. Despues me tome una cerveza asiatica. despues
cenamos pollo al curry con arroz. la unica mala de la familia se
murio, yo quisiera morirme como ella.

Aqui las noches son profundas. descanso como si no hubiera manana.
Despierto hinchada de los ojos. Siempre me duermo a media noche o antes porque es
cansadisimo vivir aqui, asi. pero es lo que mas me gusta. Quisiera
trabajar aqui asi siempre. Me rio muchisimo. Fui a un restaurante nepali-japones y creo que vi a Murakami
ahi cenando solito y huyendo de las miradas de la gente. Se me quedaba viendo, pero igual y no era. me
gusta pensar que si.

Un dia fui a un lugar donde un te costaba 128 dolares. El
viernes vuelve a haber de esas tormentas silenciosas, hermosas.
Quiero ser un piloto. Perdon por la ortografia. Hoy no circulan los acentos.


6 de enero de 2011

Tiempos extras.

Es hora de dejar el vicio. Es hora de acercarse a la realidad de cosas profundas. Hora de enfrentar. Ni modo. Hora de meterse a la regadera fría a 4 grados bajo cero. De hacerles saber. Hora de entender. De hacer sonar el hipo fuerte y alto. De ver lo que significa estar encerrado en un mundo gigante. Llega la hora y nadie estamos preparados. Ese olor a cigarro en el baño no significa nada. Ni los hilos descosidos. Ni los hoyos de los zapatos. Las teclas rotas son nada. El error infame de despertar todos los días y no sólo algunos. La aburrición que se vuelve necesaria para hacer importantes los momentos importantes. Esto del tiempo que entre más pasa más rápido pasa. Y esto de nuestra putrefacción diaria. Se nos va acabando la máquina. Se van parando los engranes. Vamos quedándonos tan solos. Tan impotentes. Vamos a ir terminándonos así. Poco a poco. O rápido. Como saber cuando es la última vez que te pones esta ropa. Y cuando sabes que no quieres que te vuelvan a ver. Y cuando sabes que es el final. Y cuando realmente lo es. Y ahí estás. Desgarrándote. Degradándote. Con los ojos de los desconocidos encima. Y tan triste es que nadie quiera usar un petate para tí. Que no cumplan tu deseo real para tirate a la basura. Que a veces no necesitas nada. Que nunca necesitamos nada y que nada sirve de nada. Y que nadie se va a dar cuenta mas que los que están en este mismo camino. Y tan temida la muerte que es y a mi se me hace que como deseamos vivir también deseamos morir, pues lo importante no es como lo veas, sino a dónde llega todo. Si no para qué anda haciendo uno pendejadas. Nada de esto importa tampoco, pero estoy viéndolo cerca. Viéndola tan cercana, tan enfadada de vivir y que nadie se atreve a decirlo. Y la quiero tanto, y la voy a extrañar tanto, y por eso ya no quiero que sufra. Que la entuben. Que le echen ganas para mantenerla viva. Ya déjenla. Ya no quiere. Ya casi no puede. Y nadie la quiere dejar ir en paz. Gástense y gástense millones. No tengo poder de decisión ahí. Yo le dí un beso cuando la ví. Y ya la dejé ir en paz. Ya no me parece ni sensato seguir viéndola así. Tal vez ya ni ella se da tanta cuenta, y si sí, qué le va a importar. Si lo único que queremos hacer, ya no lo podemos hacer. Ahora el silencio se comparte de lejos. Vámonos de viaje todos. Y no volvamos jamás.