28 de noviembre de 2011

Gigante ilusión.

La dulce acidez y las palabras de alguien que te escribió después de esa segunda vez que se fue:

oye, esta bien decirle a alguien
que tengo muy pocas cosas claras en la vida,
y que ese alguien es una de esas cosas?

y contestaste que sí, muchos años después del: hola de dónde eres? y no despegarse y estar existiendo juntos todo ese año, cuando te traía sandwiches de queso a la escuela, te acuerdas que a todo decía sí, vamos, y pasar por él, huyendo, corriendo de la mano, metiéndose al cine, a fiestas random con muchos costales llenos de carcajadas dementes y que funcione la cosa y que centrifuga, pero uno es lento y las tripas, y no hubo suficiente tiempo y vive en otro lado, y la distancia lo corta y lo manda al cajón de las cosas inconclusas en la vida, pero somos amigos y nos olvidamos de los terribles momentos borrachos peligrosos y de tantos días que no se aprovecharon porque no se empató el momento con el espacio porque un día vienes y nos vamos al aeropuerto a ver aviones acostados en el cofre y vino y labios morados y nos acordamos de lo bien que se siente estar juntos, todo el día yendo a todos lados, y los intensos momentos de despedirse otra vez y en el último minuto decir que hay amor y que si te piden que te quedes te quedas pero luego tienes novio y quieres decirle que se quede pero amas a tu novio y no dices nada, pero no quieres que se vaya pero ya se va el autobús y te quedas como idiota diciéndole con los ojos quédate y con la boca nada porque tu cerebro se partió en dos y subirte al autobús y todos queriendo no estar donde están y no pensar en quien piensan y es imposible porque arrancó el autobús que va a otra ciudad, a otro país, y tu corazón roto yéndose y desde lejos todos los mensajes, el internet peligroso y borracho, los mensajes de estás bonita y la cruda moral, las mariposas latentes, tu novio y tus ganas ahogadas de decirle vente y no saber que pasarían tantos años y nada y todo para que ese novio te arrancara el corazón meses después y tomaras el avión internacional porque estás triste y sólo quieres verlo a él, tomar toda la cerveza con él, huir otra vez con él, y vomites en su cocina después de besarlo por primera vez, y otra vez darte cuenta que sigues en el mismo cajón con las demencias desempatadas, y que él está en otro de besarse con otras, ahora mi corazón roto, voy, ven, te vuelves a ir, ya no regresas, ya te fuiste, ya no te dije, no sentí ya, ahora lo siento, pasan más años, en el futuro no pasó nada, skypeamos, engordamos, envejecemos, no existes, ni existo, sólo cada cuando, cada tal o cual año sin saber mucho, nada y ya se acaba la historia hasta que recuerdo las carcajadas dementes y los planes de entrar a bodas ajenas a bebernos el vino y embarrarnos su pastel, agarrarle nalgas tetas a los novios y salir corriendo, todas esas políticas de estado que inventamos y ya ni limones invisibles en los ojos hay, no, es que las historias más bonitas son siempre muy bonitas, muy prometedoras, empiezan tan poderosas pero terminan tan débiles, siendo olvidadas y acaba uno olvidándose de todo, hasta de lo bonito, hasta del color exacto de tus ojos, de tu mail, del manifiesto de la secta post-apocalíptica de los drones, de la letra de canciones de José José, de que hace mucho te gustaba una sueca, que usabas barba y no bigote, de la cara del hombre nazi que hacía los sandwiches más ricos de todo el universo, y de aquel año nuevo en que no terminó el mundo.

Cita:
Barbour argues that "we live in a universe which has neither past nor future. a strange new world in which we are alive and dead in the same instant. in this eternal present, our sense of the passage of time is nothing more than a giant cosmic illusion..."


11 de noviembre de 2011

DHL

Recibí un paquete que no sé si es el fin o el principio de algo.




Este año he estado enviando cosas análogamente y ya recibí una, qué bonito. Los amigos que mandaban cosas regularmente están ocupados con sus hijos. Este remitente se ha hecho ya la vasectomía, quiero creer.


3 de noviembre de 2011

Mente, ruido y trayecto.


Desde el palco de un camión a la hora pico se ven las piernas de las personas, los bebés acomodados en el asiento de atrás, panzas tocando el volante, rodillas tocando la palanca, los dedos jugando, cambiándole al radio, cinturones desabrochados, escritura de mensajes en celular, los bostezos, el fastidio de ir solo y tarde en un auto, ambulancias que no pueden pasar, algunas groserías, algunas miradas perdidas, la definición de vuelta de rueda, mientras de fondo, entre el ruido, conversaciones cortadas.

Cuando se está entre mucha gente se escuchan pedazos de la conversación. "... y que sale corriendo y preguntan que donde estaba, y yo rápido me adelanté pues, para que no se dieran cuenta que..." ó "... entonces porqué me estás diciendo eso, le dije, ¿no habíamos quedado en otra cosa? y dice no, lo que pasa es que..." .

En todo eso que es nada hay mil historias posibles. Y muchas se ametrallan en la mente en blanco del receptor, en este caso yo y me entretiene aunque tengo que surfear un poco entre los mofles ronroneadores que forman la sinfonía del ruido horrible.

Pero sucede que el noise (la música) y el ruido en exceso me ponen la mente en blanco como la meditación. Y el theremin es un instrumento que me gusta mucho y lo uso de pretexto en este texto para recomendar a Clara Rockmore.

PD- decir "lo que pasa es que..." me parece de las escusas más terribles y baratas que hay.