
Esta pintura me encanta.
La ví muchas mañanas con la poca luz que entraba de las cortinas cerradas, intentando levantarme, pero como la tenía en frente, y un brazo apretándome las costillas, no podía. Sólo la veía y me moría de la envidia. Entre el sueño y la muerte. Amaneciendo, se siente la temperatura y se ve recién pariseada. Hoy soñé con ella. Y tuve que pedir su nombre. Y él, ni siquiera sabía que la tenía en su cuarto. Y pues aquí está. Flaming June.
Lord Frederic Leighton, 1895
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