14 de octubre de 2021

Hojas secas.

Las mañanas se enfrían y el paisaje se seca. Una vez más me pongo ese abrigo que dejé en abril, cuando empezó la temporada de huracanes en mi corazón. Tengo cosas bellas en mi vida, y quisiera disfrutarlas mucho más. Lo hago por tiempos, por capítulos. Me fuerzo a respirar profundo, a estar bien. Aún sigo en duelo, aún me siento incompleta. Algo se perdió para siempre en mi y no sé cómo voy a volver o si ya es este pedazo de humano quien quedó para siempre. No lo sé ni sé si lo sabré. No sé si aquí empieza una bajada hacia la nada o apenas empieza una subida. No sé cuánto tengo que esperar, ni cómo me puedo recuperar, o cambiar, o volver. A veces pienso cuánto tiempo me queda bien, o mal, y cómo será morir. No sé si eso arreglaría algo, ni si me daré cuenta del momento en que muero o solo es un corte directo hacia la nada. Por lo pronto es imposible pensar con certeza. Solo importa lo que pasa en el presente. Ni el pasado ni las consecuencias importan. Así que miro a la ventana y disfruto a los seres que me calientan el corazón ahora, y espero que hoy, al menos hoy, no vuelva a empeorar mi realidad.