5 de marzo de 2011

Tomando distancia.

Que cada quien merece lo que le pasa, yo no sé nada de eso. No lo creo. Entonces nadie se sentiría jamás afortunado de algo. Y la gente que nace pobre y en situaciones desafortunadas propicias a las consecuencias terribles no quiere decir que sea mala. Que tenía que pasar, no. Las cosas pasan y ya. Se juntan a veces, pero no tienen significados tan elaborados, a mi manera de pensar. Será que me he convertido en una persona de ciencia 100%? Ya no me dan miedo las historias de fantasmas y apariciones. Ni el diablo, ni la oscuridad ni nada. Tengo la cabeza inyectada de frialdad. Aunque para cosas cercanas y reales, malas noticias y cosas que afectan a gente que tengo muy cerca, tengo la suficiente calidez para tomarlas y sentirlas. Pensarlas mientras voy a algún lado o espero en el banco. Me dan ganas de acercarme y preguntar. La confianza y (la a veces difícil) delicadeza.

Lo que sí creo que debería haber, es una seña internacional de: "No me digan nada." Olvidando los likes y las caritas tristes, un "no te atrevas a abrir la boca u oprimir cualquier tecla". Es terrible que cuando las peores cosas te suceden es cuando la gente más te quiere decir cosas. Cómo saben si no quieres ni siquiera acordarte? Si prefieres distraerte con cualquier otra cosa y recordar lo feo a solas, cuando tienes todo un castillo para correr, llorar y darte de topes. También sé que hay quien le gusta que le digan cosas. Y que a veces sí sirven ciertas palabras de ciertas personas diciendo ciertas cosas. No lo mismo de siempre, repetido. Algo real.

Yo también he sido imprudente. Cuando Luis me avisó que su mamá había muerto, dije: "ay, qué mal!". Pues claro. Qué mal. Ni modo que no. No tenía que decirlo. Gracias por avisar, punto. Lo siento. Lo siento Luis. Ya no sirve de nada y te hice ese momento un poco más miserable. Y no importa que ya pasaron muchos años. Ahora que he perdido gente más cercana, y que las cosas se ponen medio funky fuck, sé lo que se siente. Hay cosas que no quieres ni siquiera que te lo mencionen. Cállense. Qué imprudentes podemos ser...

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