6 de abril de 2010

Vístanse, vístanse!

"
¿Desde cuando me duermo así cada vez que estoy sola?

El sueño me invade como la pleamar. Y no puedo resistirme. Es un sueño profundo, sin límites; ni el timbre del teléfono ni el ruido de los coches que pasan por la calle llegan a mis oídos. No siento dolor ni soledad. El mundo del sueño es cuanto existe.

Únicamente me siento sola en el instante de despertar. Al alzar los ojos al cielo ligeramente nublado, comprendo que ha transcurrido mucho tiempo desde que me dormí. Y pienso, confusa: "No tenía ninguna intención de dormir, pero he perdido el día durmiendo". Inmersa en un remordimiento pesado muy cercano a la humillación, siento cómo, de repente, un escalofrío me recorre la espalda.

...

Estaba todo tremendamente silencioso. Tanto como si yo fuera la única sobrviviente en este mundo. "





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