26 de mayo de 2010

Sin licencia.

De pronto estoy manejando sola en Querétaro. No sé porqué siento como si se avecinara el pasado, aquellos días en que manejaba sóla de pronto en otra ciudad, en otro país, sin conocer. Así hoy. Estoy sentada en un lugar donde no voy a volver a sentarme jamás. A menos que este lugar dure mucho y muera yo pronto y mis partículas se dispersen de tal forma que den vida a otro ser que venga y se postre en este mismo lugar. Nunca nadie lo va a saber porque es información que a nadie interesa. Sólo es curioso pensarlo en días como hoy, que hay que completar una hora más de locura en la mitad del camino entre la Ciudad de México y Guadalajara, viendo a los pobres señores aburridísimos menear las banderas y pensando qué tipo de trabajo es ese, debería ser para un robot, no para un ser humano con hígado, ojos, pene, mente, mejor debería estar bebiendo o viendo o cogiendo o pensando alguna otra cosa, más que sólo estar meneando una bandera y dándose cuenta cuán vacía es su vida. O texteando un mensaje que diga: sí, aquí sigo, bandereando, y tú? - Igual que un guardia de seguridad.

Me voy a seguir manejando.

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