13 de mayo de 2010

Uno solo.

Otra vez aquí. Donde sea. Disfrutando la soledad. Con gente, pero sola. Una frescura que hace brillar las cosas que tengo, aunque quisiera ser millonaria todavía y tener un velero con un capitán al mando (eso es pura influencia de mis días pasados), o al menos unos boletos de avión a Scoresby Sund. o a Tokio o a Cabo Verde o a Sao Paulo o a Berlín o a Fiji. Los días nublados me inspiran. Aquí llueve por las tardes y me encanta. Llevo noches (y me faltan varias más) sin lugares fijos ni propios donde dormir. El hipotálamo me dispara sueños largometrajes bizarros. La venganza del alcohol. Tampoco necesito hablar. Sólo a quien pregunte le contesto. Ya mejor no voy a hablar.


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