25 de junio de 2010

A band apart.

Me acuerdo de esos tiempos de salir corriendo de la escuela para llegar al cine. Me acuerdo de los atajos que tomábamos para llegar. De mi Dart K. De su bocho rojo y su Golf gris. De su Cavalier blanco. De las películas que veíamos. De como eran ellos y yo, y nadie más entendía nada. 1996, 1998, más o menos. Años, tal vez no muchos, pero contaron mucho, todo. Iniciaron cosas que no se van a terminar nunca. Me acuerdo de mis pantalones de cuadritos, de su chamarra naranja y de su mochila verde. Sonic Youth, Oasis, Radiohead. Kubrick, Fassbinder, Lynch, Greenaway, Kaurismaki, Atom Egoyan. The Kingdom, Magnolia, Pulp Fiction, Dead man, Delicatessen, Trainspotting, La Haine. Largos etcéteras. Y de las pláticas que nunca paraban. Y de los silencios cómodos. Y la emoción y el fanatismo. La rayuela. Las risas. Las señas. Las pintas. Los videos. La atracción. Los nervios. Los dibujos. Su letra. Son muchísimas cosas, nunca terminaría. Esa mancuerna siempre me recordó a Godard. Era el tiempo en que lo estuvimos viendo también. Casi lo conocimos juntos. Y claro, todo parecía tan normal porque fluía tan bien. Y ni siquiera eramos tan borrachos como ahora. Ni tan panzones. Seguimos solteros y aunque las cosas no han ido totalmente paralelas, todavía hay algo que se preserva de eso y qué bueno. Luego dicen que tres es demasiado. Yo qué sé. Yo hasta lo recomiendo. Qué buen tiempo ese, y qué bueno que me tocó así.




/ Listening: I go out on Friday night and I come home on Saturday morning.

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