12 de junio de 2010

Histeria.

Generalmente no soy nada violenta. Podré ser muchas cosas, pero violenta no. Anoche pensaba, mientras manejaba de regreso a mi casa, como algunas de mis amigas gritan a todo pulmón cuando se enojan y a mi siempre me ha sorprendido porque yo no. No sé si es ser mamá o grande. Y cuando llegué a la dirección donde está la finca donde habito, encontré la oportunidad perfecta: le grité a un desconocido por varios minutos en su cara. Lo regañé y lo regañé por haberse estacionado frente a mi cochera cuando al lado había muchos lugares libres que no obstruían nada. Me dieron ganas de explotar. Y lo hice. Le saqué en cara que aparte estaba borracho y que no debería manejar así, porque podría provocar un accidente y que yo tenía un amigo que estaba en la cárcel por quassi homicidio por andar manejando pedo. Le dije que era un inconsciente, que a él no le gustaría encontrar un auto en su casa, que qué tal que fuera una emergencia, etc. Me salían las palabras como cascadas. Cataratas. I want your soul! No me acuerdo qué más le decía, pero no me paraba la boca. Seguí regañándolo como si fuera mi hijo en frente de toda la gente que comía tacos. Hubo un momento que el pobre hombre se tapaba la cara y me pedía perdón sin parar. Sonreí. Hasta me dió placer (y ahora miedo) haber gritado de esa manera. Le pedí una conclusión, como si fuera un gran juicio, me la dió y yo la escuché atentamente, le sonreí y le dije que se fuera con cuidado. Y que no lo volviera a hacer!!! Entonces no. No se trata de ser mamá para gritar como loca. Nunca ni siquiera he estado embarazada. Y se siente tanto desahogo que comprendo porqué tenemos la fama de que nos volvemos unas brujas con el paso del tiempo. Híjole. Espero no encontrar este placer demasiado seguido!





No hay comentarios:

Publicar un comentario