9 de enero de 2010

Alimentos y leídas.

Llevo dos días sin comer. Se me olvidó.  Pero hoy como sí me acordé, decidí darme un banquetón. Leí un poco mientras comí, pero un periódico. El de al lado en cambio, sólo también, leía un libro, ya casi al final. Se nota que ya había terminado de comer desde hacía rato, tenía varias colillas en el cenicero  y su taza de café vacía y no podía dejar de leer el final de su libro. Y se me antojó muchísimo y odié no traer un libro casi terminado. Justo antes de que llegara mi café, un chico de lentes oscuros se metió el saxofón a la boca y empezó a tocar. Es súper placentero sentarse a comer al aire libre solo. Leyendo un poco y disfrutando la comida. Y mejor aún escuchando un saxofón. Es muy distinta la sensación de comer y leer a la de comer y ver la tele por ejemplo, aunque el saxofonista era medio malo. Y aún más padre es terminar un libro. Yo hoy sólo terminé de comer y vi como el de al lado sonrió, cerró su libro y se fue. 


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