29 de enero de 2010

Pedir.

Me parece que carece de sentido que la gente le pida cosas a Dios, si de todos modos se supone que él hace su voluntad. Entonces no cambia nada ni aumentan las probabilidades de que algo suceda solo por pedirle. El (si suponemos que existe) va a hacer lo que quiera. Se han ido tantas horas, días, años y siglos perdidos de la humanidad yendo a misas a repetir cosas que finalmente sólo son un placebo. Pido, entonces, me escuchan, me la creo, me siento más seguro y las cosas suceden. Bonita receta. Pero para mí es una incongruencia. Como muchas otras cosas de las religiones. Hay quien le gusta creer y yo lo respeto. Pero la lógica no va de la mano de estas acciones.  Según yo. 


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